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Octavio Paz estuvo en Berna y en Ginebra

Extraordinario homenaje al escritor mexicano


La Embajada de México en Suiza, aprovechando el Día de los Muertos, tradicional festividad en ese país y en Latinoamérica, rindió un homenaje esmerado y original a gran ensayista, poeta y diplomático Octavio Paz. ¡Fue un homenaje fuera de la común!


Se inauguró en una dependencia de la Embajada mexicana una Biblioteca «Octavio Paz». Algunas centenas de libros de los que una buena cantidad provienen del Salón del Libro de Ginebra de 2013. ¿Qué mejor homenaje que abrir una biblioteca con su nombre? La Embajada de México que en la gestión del Embajador Castro-Valle da a las actividades culturales un lugar preponderante cuenta ahora con un reciento que aunque pequeño es emblemático.


La originalidad del homenaje se dio también en la presentación de documentos: Octavio Paz estuvo en Berna y trabajó como Segundo Secretario, se exhibio una fotografía de la casa en la que vivió. Entre los varios documentos expuestos se veía algunos en el que el ex segundo secretario de esa legación «suplicaba» vacaciones debidas. [Foto: una ofrenda]


El Embajador Jorge Castro-Valle y el Ministro consejero Fernando Espinosa dedicaron a Paz sendos poemas, aquí reproducidos, que también se exponen en las paredes de la Embajada, que del 1° de noviembre - y hasta el 7 del mismo mes - son parte del homenaje. Y, fecha obliga, no podía faltar el altar dedicado el insigne pensador con una máquina de escribir de sus tiempos mozos, fotografías de Sor Juana Inés de la Cruz y de Gabriel García Márquez, que figuran entre sus autores favoritos, muchas «calaveritas» [foto a continuación: cortesía ©Embamex]

 

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Homenaje a Octavio Paz - Palabras del Embajador Jorge Castro-Valle

Muy buenas tardes y bienvenidos a esta casa de México en Berna. Nos da mucho gusto que nos acompañen en este evento tan simbólico.


Hoy nos reúne una de nuestras tradiciones más emblemáticas, la Ofrenda del Día de Muertos, declarada en 2008 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.


Una festividad que representa el sincretismo entre nuestras raíces indígenas y nuestro legado colonial español. Una tradición que está profundamente arraigada en la vida cultural de los pueblos indígenas de México. Su fusión de ritos religiosos pre-hispánicos con fiestas católicas, permite el acercamiento entre estos dos universos, reforzando nuestra identidad como nación, orgullosa de su diversidad étnica y cultural.


En esta ocasión, es un honor dedicar nuestra Ofrenda del Día de Muertos, en el centenario de su nacimiento, a una de las figuras más emblemáticas de la vida cultural e intelectual del México de la segunda mitad del siglo XX: el escritor, ensayista, poeta y diplomático, Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990.


Estimados amigos,
Sería imposible pretender abarcar en estas palabras la rica vida y compleja obra de Octavio Paz. A manera de apretada síntesis, permítanme citar a un profundo conocedor de su legado, al también escritor y poeta Alberto Ruy Sánchez, quien en su obra Una Introducción a Octavio Paz, divide su vida intelectual en cinco círculos cronológicos.

El primer círculo es de tierra: es fundador de su territorio. Muestra el surgimiento del artista, su entorno familiar y su descubrimiento del oficio de poeta. Va de su nacimiento en 1914 a su salida de México en 1943.

El segundo círculo es de aire: su primer vuelo fuera de México, su paso por Estados Unidos y su residencia en la Francia de la posguerra. Su encuentro con la poesía norteamericana en San Francisco y Nueva York, y con lo último del surrealismo en Paris, así como su productivo regreso a México. Va de 1944 a 1958.

El tercer círculo es de fuego, es radicalmente transformador, tanto de su vida personal como de su obra. Incluye su segunda salida de México, primeramente de nuevo a Francia y, posteriormente, su etapa culminante en la India. Va de 1959 a 1970.

El cuarto círculo es de agua: nadando a contracorriente, remontando el río de su tiempo, con mareas favorables y desfavorables y no pocas tormentas. Va desde su regreso a México en 1971 hasta su recepción del Premio Nobel de Literatura en 1990.

El quinto círculo es de movimiento espiral, regresa sobre sí mismo y, sin embargo, sigue avanzando. Es su tiempo de editor, constructor de la casa de su obra. La búsqueda de su quintaesencia. Va de 1990 hasta su muerte en 1998.


Por obvias razones, me gustaría destacar el segundo y tercero de estos ciclos, que corresponden a una de las facetas no tan conocidas de Octavio Paz, la del diplomático de carrera, profesión a la que dedicó casi un cuarto de siglo.


Desde su modesto inicio como Canciller de Tercera en 1944 hasta su designación presidencial como Embajador de México en la India en 1962, Paz recorrió todos los rangos del escalafón diplomático, ocupando diferentes posiciones en los consulados en San Francisco y Nueva York, en las embajadas en Paris, Tokio y Nueva Delhi, así como en la Secretaría de Relaciones Exteriores como Subdirector y luego Director General de Organismos Internacionales.

Deliberadamente dejé fuera de este rápido recuento su paso por Suiza, para comentarlo con mayor detalle.

En 1952, estando acreditado como Segundo Secretario en Japón, cae enferma su primera esposa, Elena Garro. Por recomendación médica, Paz es trasladado a Suiza, el país más avanzado de esa época en el tratamiento del padecimiento de la mielitis. Es así como nuestro futuro Premio Nobel llega primeramente a Berna, donde permanece por espacio de cuatro meses adscrito a la entonces Legación de México, antes de ser comisionado a Ginebra, como encargado de negocios de la Misión ante los Organismos Internacionales.

En los preparativos de este evento, logramos obtener copias de algunos documentos oficiales de las Cancillerías mexicana y suiza, relacionados con el traslado administrativo y la acreditación diplomática de Octavio Paz. Asimismo, dimos con su lugar de hospedaje en Berna, la entonces Pensión Villa Bois Fleury, ubicada en Riedweg 17, en Engeried, ahora convertida en un moderno hogar para la tercera edad.

Como parte de nuestra Ofrenda, ustedes podrán ver expuestos sus acuerdos administrativos de traslado a Berna y Ginebra, así como de su acreditación ante el Protocolo suizo, órdenes de pago de sus pasajes y gastos de instalación y hasta una solicitud de vacaciones reglamentarias redactada en un lenguaje poco poético. Asimismo, está exhibida una fotografía de la Pensión Bois Fleury, como debe haberla conocido su ilustre huésped.

Sin duda, la etapa más conocida de la trayectoria diplomática de Octavio Paz fue su gestión como Embajador de México en la India de 1962 a 1968. Una etapa intensa, tanto en su producción literaria como en su vida personal. En Nueva Delhi, bajo un frondoso árbol en el jardín de la residencia mexicana, se produce lo que él llamaría su "segundo nacimiento", su matrimonio, el 20 de mayo de 1966, con su inseparable compañera del resto de su vida, Marie Jo.


Sin embargo, en medio de ese idilio, su carrera diplomática llegaría a un abrupto fin, en octubre de 1968, con su renuncia en protesta por la represión de una manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, a escasos metros de la entonces sede de la Cancillería mexicana.


A lo largo de casi un cuarto de siglo, Octavio Paz lograría una pulcra trayectoria en el Servicio Exterior Mexicano que lo llevaría desde el nivel administrativo más modesto hasta el rango de embajador de carrera. Por ello, es sorprendente que sean muy escasas en su obra las referencias a su paso por la diplomacia. La más explícita es la incluida en el libro Itinerario:

"No reniego de los años que pasé en el servicio exterior de México; al contrario, los recuerdo con gratitud. Aparte de que, grosso modo, estuve casi siempre de acuerdo con nuestra política internacional, pude viajar, conocer países y ciudades, tratar con gente de diversos oficios, lenguas, razas, condiciones y, en fin, escribir. Mi carrera, si se la puede llamar así, fue oscura y muy lenta, tanto que a veces tenía la impresión, nada desagradable, de que mis superiores habían olvidado por completo mi existencia. Mi insignificancia me impedía tener la menor influencia en nuestra política exterior; en cambio me daba libertad".


Puede afirmarse que Octavio Paz, quizá como ningún otro de los escritores diplomáticos o diplomáticos escritores que han enriquecido la vida intelectual de México, realizó una significativa contribución a la nacionalización de lo universal y la universalización de lo mexicano; al tiempo que dio cuenta de lo que en el mundo existía, llevó lo mexicano al ámbito de la discusión universal.


Con Octavio Paz culmina el ciclo de los intelectuales que, siendo parte del Servicio Exterior Mexicano, contribuyeron a la construcción de un puente entre México y el mundo, y dieron a su país presencia y voz en el escenario internacional.


Por ello, para esta Embajada, orgullosa de la tradición diplomática y cultural de México, es un honor rendir este sencillo y sentido homenaje a nuestro insigne Premio Nobel de Literatura en el centenario de su nacimiento.


Estimados amigos,
A continuación, los invito a presenciar las actividades que tenemos programadas durante esta velada:

– Primeramente, procederemos al corte de listón para inaugurar simbólicamente nuestra nueva Biblioteca Octavio Paz.

– Acto seguido, los invito a pasar a nuestra sala mx@ch, donde podrán apreciar la Ofrenda del Día de Muertos que hemos dedicado a su memoria.

– Sobre el altar, verán ustedes objetos que simbolizan diferentes aspectos de la vida de Octavio Paz: una antigua máquina escribir; su platillo favorito, el mole negro; el rompope que tanto le gustaba; sus "peras pecosas"; su predilección por la literatura y el vino de Francia; su interés por las culturas orientales, especialmente las de la India y Japón; su querida mascota, la gata Nagara; su admiración por su musa Sor Juana Inés de la Cruz; y algunos otros objetos decorativos relacionados con la festividad del Día de Muertos.

– Asimismo, verán proyectadas en pantalla frases célebres de Octavio Paz, incluyendo algunas sobre la interacción entre la vida y la muerte en la idiosincrasia del mexicano, contenidas en su Laberinto de la Soledad.


Y, como no podría faltar en una festividad como ésta, los invitamos a degustar platillos típicos como unos ricos tamales y pan de muertos con chocolate mexicano.
Nuevamente, bienvenidos, muchas gracias por su compañía, y que disfruten de esta velada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Dos aspectos de la Biblioteca Octavio Paz 

 

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El Embajador Jorge Castro-Valle junto al poema que le dedicó a Octavio Paz

 

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Poema que dedicó a Octavio Paz, el Ministro consejero de la Embajada, Fernando Espinosa

 

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Casa en Berna en la que residió Octavio Paz

 

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Otro aspecto del altar con la máquina de escribir

  

El ambiente lucía diferente al de las recepciones diplomáticas, todo el mundo hablaba de cultura. Estaban presentes diplomáticos de diferentes países, entre ellos, el nuevo Embajador de España, Bernardo de Sicart Escoda. Estaban también empresarios, artistas como David Talamente y su compañera, estudiantes, etc. Además pudimos degustar algo único: pan de muerto, tamales y chocolate  ¡cómo en México!.

De PuntoLatino asistieron Luis Vélez Serrano y Bárbara Guerra.


 

 

 

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