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La Traducción e Interpretación en la Universidad de Ginebra, evolución y cambios en la última década

 

— Entrevista al Prof. Fernando Prieto Ramos, Vicedecano de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Ginebra, por Luis Vélez Serrano de PuntoLatino, octubre 2018.

 

prieto fernando250x327— Usted tuvo la amabilidad de concedernos una entrevista hace 10 años (en 2008) sobre la Escuela de Traducción e Interpretación de la Universidad de Ginebra (ETI). ¿Cuáles han sido los puntos más salientes de la evolución de la ETI y su conversión en Facultad de Traducción de Interpretación (FTI)?

— En esta última década se ha producido una evolución muy importante de nuestro centro, que, efectivamente, se convirtió en facultad en 2011. Se trataba de una deuda histórica con nuestra disciplina, pues la ETI ya había incorporado el nivel de doctorado desde la reforma educativa europea de Bolonia y ofrecía el ciclo completo de educación universitaria. Por tanto, merecía la consideración de facultad. Tuve la oportunidad de vivir de cerca la plasmación de ese reconocimiento en el Estatuto de la Universidad de Ginebra en mi calidad de miembro de la Asamblea universitaria que se encargó de elaborarlo.

Unos años después, en 2016, el centro cumplió 75 años. Este aniversario fue la ocasión perfecta para abrir las puertas de la FTI y explicar nuestras actividades al público interesado, desde los entresijos de la traducción especializada hasta el trabajo de los intérpretes en cabina, pasando por los últimos proyectos de innovación de la FTI (por ejemplo, el desarrollo de una herramienta de reconocimiento vocal para facilitar la comunicación en lengua de signos en los servicios de urgencias hospitalarias).

En este período se creó también el Centro de Estudios de Traducción Jurídica e Institucional (Transius), que tengo el honor de dirigir y que se ha convertido en un referente internacional en la materia. Tras cinco años de actividades, el congreso internacional de Transius se ha consolidado como una cita ineludible para los especialistas del campo, se han lanzado varios proyectos de envergadura y se ha triplicado el número de doctorandos.

Debo mencionar también que en los últimos años se han llevado a cabo distintas reformas de nuestros programas para actualizarlos al máximo en sintonía con la evolución de la realidad profesional, algo fundamental en traducción e interpretación. No es casualidad, por ejemplo, que los másteres de la FTI hayan obtenido acreditaciones de calidad europeas e internacionales como el EMT (European Master’s in Translation) y el EMCI (European Master’s in Conference Interpreting), que tienen en cuenta esa sintonía.

 

— ¿Podría explicar los aspectos principales de esas adaptaciones?

— Claro, se me confió el reto de ocupar el cargo de decano durante el período decanal 2014-2018, por lo que me correspondió liderar un amplio proceso de adaptación, no solo para actualizar los programas, sino también para intentar situarlos en la vanguardia del campo. El objetivo siempre ha sido mantener el valor agregado y la marca de calidad de Ginebra con visión de futuro en el panorama internacional.

El Grado en Comunicación Multilingüe ha incorporado nuevas materias en estrategias de comunicación, expresión oral e introducción al Derecho y la Economía, lo que afianzará más aún la formación previa a la especialización de los másteres en Traducción o Interpretación. El primero se declina ahora en tres programas que reflejan la diversificación del entorno profesional: el Máster en Traducción Especializada (“MATS”), con menciones posibles en Traducción Jurídica e Institucional o Traducción Económica y Financiera; el Máster en Traducción y Tecnología (“MATT”); y el Máster en Traducción y Comunicación Especializada Multilingüe (“MATCOM”). Este último constituye una apuesta especialmente innovadora, pues permite el desarrollo adicional de competencias de gestión de proyectos multilingües en ámbitos como la localización de programas informáticos, la traducción audiovisual o la “transcreación” (o adaptación) de material publicitario para destinatarios de diversas culturas. Se refuerzan y visibilizan así los aportes profesionales que hacen los traductores a las relaciones transfronterizas de nuestra época como mediadores culturales y no solo como especialistas en lenguas.

A su vez, siguen intactos los rasgos distintivos clásicos de la formación en Ginebra: alta calidad de medios materiales y humanos (por un precio público reducido de los estudios); inclusión de varias “lenguas B” (lenguas extranjeras a nivel más avanzado –inglés y francés para los hispanohablantes–, en lugar de una sola lengua B como en otros países); enfoque interdisciplinar, profesional e internacional (tan importante en el caso del español), incluidos estrechos vínculos con las organizaciones internacionales. De hecho, en este mismo período, se ha incorporado también una materia de deontología y práctica profesional, y se han ampliado las oportunidades de pasantías con socios institucionales de prestigio y con el sector privado.

Por supuesto, otro aspecto clave ha sido la actualización de las materias de tecnología de la traducción, que han evolucionado bastante en los últimos años. Todos los másteres abordan las últimas novedades en este terreno, pues la tecnología se ha convertido en una aliada fundamental para los traductores.

 

— ¿Podría ser también una amenaza? ¿Cómo se percibe ese vuelco tecnológico con vistas al futuro?

— Desde luego, se han llegado a expandir temores sobre la posible repercusión de la traducción automática sobre la profesión de traductor. Sin embargo, con el tiempo se está demostrando que los nuevos avances tecnológicos suponen un apoyo adicional para el profesional, pero no lo remplazan. No hay que olvidar que esas mismas herramientas dependen del humano para su desarrollo y alimentación, y que la intervención humana también es imprescindible para garantizar un producto de calidad.

En función de las lenguas, los temas y los contextos de traducción, ese apoyo tecnológico será más o menos útil en cuanto a velocidad y pertinencia. Ahora bien, los traductores que en algún momento percibían con temor la mejora de algunas herramientas informáticas han acabado haciendo de estas un instrumento más de su trabajo. Por eso resulta imperativo conocer esas herramientas y así lo garantizan nuestros programas. El cambio ha acentuado la necesidad de contar con profesionales de la traducción bien preparados, capaces de manejar memorias de traducción y revisar, de ser oportuno, “pretraducciones” automáticas. Han de demostrar precisamente su rigor al detectar errores de redacción o sentido, calcos y otros problemas de adecuación comunicativa; se trata de aplicar la metodología profesional necesaria para garantizar un producto de calidad, sobre todo en contextos en los que se requiere la máxima precisión y sensibilidad para reflejar matices, investigar conceptos o transmitir efectos estilísticos.

En definitiva, el avance de las herramientas informáticas ha supuesto un cambio gradual y no tan radical como se pueda pensar, en particular en los ámbitos en los que se espera un elevado grado de calidad. Las competencias profesionales se han ido adaptando a la nueva realidad. Si unimos a esto el marcado aumento de las necesidades de traducción y adaptación cultural en un mundo cada vez más globalizado, no es difícil entender que las estimaciones de expansión del mercado (o mercados) de la traducción sean tan halagüeñas y nos permitan ser optimistas, como siguen demostrando las salidas profesionales de nuestros egresados.

 

— ¡Muchas gracias Profesor Prieto!

 


 

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