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| CINE | MEXICO | GINEBRA |

¡Que siga la luz!

— Entrevista con José L. Ramírez, en el marco de la proyección del documental Voix d’Amazonie ( Lucile Alemany, Lamia Chraibi, Margerie David, Francia, 2012, 52’), Ginebra, FIFDH, 11.03.2016 (*).

 

— ¿Usted es un leader «Huichol», cuál es su función en su comunidad?
— Yo soy Marakame, que es hombre-conocimiento, Hombre-medicina. Vivo en la comunidad de San Andrés Cohamiata, municipio de Mezquitic, estado de Jalisco. Soy el leader del pueblo, trabajo con mi mundo, con el planeta, defendiendo a todo el planeta y ahora me tocó viajar acá. Aquí estoy, en Suiza. Pues yo soy porta-voz, estoy aquí para transmitir el mensaje a otros continentes.

 

— ¿A qué punto logran preservar sus costumbres milenarias en el mundo actual?
—  En las comunidades, todavía vivimos como antes, cuidando nuestra cultura, enseñándosela a los niños, a los nietos. Mucho contacto con la civilización actual le hace perder a uno su cultura, su lengua materna. Por ejemplo, donde han pasado carreteras grandes, los pueblos perdieron sus vestuarios, sus tradiciones. Tenemos que luchar por conservar nuestras tradiciones, porque tenemos las principales medicinas para aprender muchas cosas, para hacer el seguimiento.

 

— ¿La globalización amenaza el conocimiento de la futuras generaciones?
— Con algunos jóvenes es muy difícil. Hace un par de años, en Nayarit, Durango y Jalisco, diferentes maestros analizaron la situación y escribieron un libro en el cuál decían que antes de todo, los niños tenían que conocer el idioma materno. En una misma comunidad lingüística, que los niños aprendan su lengua primero. Es el primer paso, el siguiente paso es el español y el inglés. Así que a nuestros niños, les estamos enseñando las dos cosas, pero primero su lengua, y que no se alejen de su cultura, de su lengua que es la raíz de nuestros antepasados. Esos son los avances que se llevaron, porque nosotros, el consejo de los ancianos, queríamos darles un impulso para que en la escuela también aprendan su cultura, para que no la olviden.

 

— ¿Su comunidad vive aislada, intenta evitar el contacto con el mundo occidental o no necesariamente?
— Nuestra comunidad está muy aislada. Antes más, ahorita está un poco más visitada. La gente se entera con los foros nacionales e internacionales. Después de hacer el documental (n.d.r.l. Voces de Amazonia), recorrimos diferentes países y hace bastante tiempo, creamos una revista para hacernos conocer, porque antes no se conocían los demás rincones de los huicholes. Unos amigos de Inglaterra fueron a Estados Unidos y de allí vinieron a nuestros pueblos. Se interesaron mucho por nuestra cultura e hicieron un periódico sencillo. Así nos hicimos conocer en diferentes lugares como la universidad de San Diego y Los Angeles. Así la gente empezó a conocer nuestra cultura y nuestras artes. Eso es importante, porque sin cultura, no habría México.

 

— ¿Cómo trabajan Ustedes, los líderes de las comunidades?
— A través de nuestras visiones, de nuestros sueños, nosotros, ancianos, somos como consejeros, estamos para darles impulso a los jóvenes, a los nietos porque el “hoy día” lo viven ellos. Estamos compartiendo los mensajes ancestrales con los demás. Hemos trabajado con Tata Pedro de Guatemala, con los Mayas de los Chiapas. También hemos contado con los tibetanos, porque uno de Guadalajara, de nuestro estado, aprendió el tibetano. Hemos compartido cómo está nuestro mundo y aportado un granito de arena cada equinoccio, cada estación porque esto es lo que se requiere. Ya se sienten los balances, la oscuridad en nuestro planeta, y nosotros somos los que revelamos nuestro mundo, lo cantamos, le hacemos rezos ancestrales.

 

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El líder indígena «Huichol» (México), José Luis Ramírez con nuestra redactora Stefania Di Iulio 

 

— En 2012, el clamor de su pueblo tuvo eco y el gobierno federal declaró reserva minera natural una región de 45 mil hectáreas en la zona sagrada de Wirikuta, entre los estados de San Luis Potosí y Zacatecas. ¿Desde entonces esta región se volvió una Área Natural Protegida?

— Así fue porque en la primera entrada se concesionaron a 23 empresas mineras y luego después se fueron ampliando. Pero nos dimos cuenta, y se levantaron todos los pueblos de Nayarit, Durango y Jalisco. Nos fuimos todos juntos a dar la continuidad, nos reunimos en el lugar de los hechos, en el cerro quemado. También invitamos a las instituciones de nuestra República mexicana. Testimoniamos del peligro que sentíamos en este lugar sagrado, que es un área protegida. Sabiendo eso, ¿cómo puede nuestro gobierno concesionar un área protegida sin consultar a nuestra comunidad, el pueblo, los ancianos? Nos pusimos en paro, jurídicamente amparados por los derechos humanos. Ahorita no estoy enterado, pero el año pasado regresé. Cuando vuelva de aquí me enteraré. Las Naciones Unidas siguen trabajando para que se cancelen los proyectos industriales en esta área que es muy importante para nosotros.

 

— ¿Se sienten escuchados por el Estado? ¿Existe un diálogo real o les parece difícil hacer oír sus voces?
— Sí existe el diálogo. No los dejamos perderse, porque si lo dejamos quién sabe qué va a pasar. Por eso permanentemente estamos allí, atizando al estado. En el pasado, ignoramos ese diálogo y hemos tenido problemas: empezaron a apropiarse del territorio, Nayarit, Durango, Zacatecas, nos invadieron y tallaron los árboles, los que eran buenos, los dejaron en pedazos. Ahora sigue con el lugar sagrado, con respecto a los cuatro puntos cardinales, ahora sí se ha levantado la gente a aportar un granito de arena para levantar nuestra esencia, que es el legado de nuestros antepasados.

 

— ¿Cómo ve usted el futuro? ¿Le parece que la gente se está volviendo cada vez más consciente?
— ¡Sí! Después de todo eso, se formó un consejo de diferentes etnias en Chalmita en el estado de México. Y allá en Guadalajara, San Isidro Mazatepec, nos hemos juntado recientemente y estuvimos una semana discutiendo con los hermanos indígenas de diferentes lugares de Colombia, Ecuador, Brasil, México para defender lo que es nuestro, para ser fuerte. Hay esperanza para el futuro aunque mucha gente dice que no va a haber cambios. ¿Cómo no, si nosotros estamos cambiando nuestros cerebros, nuestras almas? Pues sí va a haber cambio, porque si no cambiamos, eso quiere decir que estamos destruyendo nuestro mismo templo. Somos un templo, no nos damos cuenta. Tenemos conexión allá arriba y así es que hay que ver el trabajo. Hay que trabajar nuestros cerebros, tenemos que limpiarnos nosotros y cuidar nuestro planeta.

 

¡Muchas gracias Don Ramirez!

 

Entrevista de Stefania di Iulio, grabada el 11 de marzo en Ginebra


 

(*) La proyección del filme «Voix d'Amazonie» fue seguida de un debate «La lutte des peuples autochtones pour leur terre sacrée». Participaron: Eduardo Santana-Castellón (Coordinateur général du Musée des sciences environnementales de l'Université de Guadalajara, Mexique); José Luis Ramirez (Leader Huichol, México); Isabelle Schulte-Tenckhoff (Professeur d'anthropologie à l'IHEID); Maria Fernanda Espinosa Garcés (Ambassadrice et Représentante permanente de la République de l’Equateur auprès de l’ONU à Genève); Modératrice: Gabriela Sotomayor | Correspondante au Palais des Nations à Genève pour Notimex.

 

INTRODUCTION

Jacqueline Coté | Directrice des relations publiques à l’IHEID

La Déclaration des Nations Unies sur les droits des peuples autochtones (2007) reconnaît le droit aux terres comme « un élément fondamental de leurs cultures, de leur vie spirituelle, de leur intégrité et de leur survie économique ».

Pourtant, dans toutes les régions du monde, nombreux sont les gouvernements qui concèdent l’exploitation des terres ancestrales aux entreprises. Causant des dégâts irréversibles pour l’environnement, elles menacent aussi directement l’existence des peuples autochtones. Ces peuples se mobilisent dans un combat emblématique contre une acculturation qui bouleverse leur manière d’agir, de percevoir, de penser et les aliène à la culture dominante dévastatrice.

L’ONU estime qu’environ 2ˈ500 langues – «greniers des héritages culturels » – sont en danger de disparition immédiate et un nombre plus grand encore sont en train de perdre leurs «contextes écologiques » du fait de l’expansion des marchés mondiaux et de la mondialisation. Par exemple, au Mexique, sur les terres sacrées des indiens huichols, des entreprises minières canadiennes, ayant décelé des filons d’or et d’argent, ont acheté des concessions au gouvernement mexicain en dépit des principes internationaux protégeant les droits des peuples autochtones. Face à l’accaparement de leurs terres, les Huichols et autres peuples autochtones résistent.

Quelle est la responsabilité étatique envers ces populations trop souvent négligées ? Comment articuler le respect des droits des populations autochtones et les activités commerciales ? Qu’est-ce que nous pouvons faire pour soutenir et promouvoir leur cause ?

Le film Voix d’Amazonie expose le combat des peuples autochtones d’Equateur contre l’exploitation pétrolière sur leur terre sacrée.

Leo Kaneman


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