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Los viajes del viento de Ciro Guerra (Colombia)


— Presentación del filme por Luis Vélez-Serrano en la sesión de clausura del Festival de cine latino–americano «Pantalla Latina» el 21.11.10., en el Cine Corso de San Gallen —

La película que Ustedes verán a continuación fue de alguna manera embajadora de América Latina en el Festival de Cannes el 2009. Se presentaron unos 3000 filmes y fueron seleccionadas 19 películas para la sección oficial «Una cierta mirada» (Un certain regard) del Festival. Una de las 19 fue este filme colombiano que además recibió el premio «Ciudad de Roma» en este certamen.

El realizador Ciro Guerra, de 29 años, es al igual que los dos principales protagonistas del filme, oriungo del Caribe colombiano. En esa región reasalta la ciudad de Valledupar (capital del departamento del Cesar) por ser la cuna del vallenato. El vallenato es la música popular de los juglares del Caribe colombiano que se escucha del principio al final en esta cinta y que se ejecuta con tres instrumentos: el acordeón diatónico, la huacharaca y la caja (tambor de cuero de chivo).

El «casting» duró un medio año y se audicionó a unos 1000 postulantes, siendo lo más difícil escoger al personaje principal, al que debía representar a Ignacio Carrillo. El actor tenía que ser un maestro del acordeón, saber cantar, improvisar, contar historias, y montar en burro, cosa que al confesar de Ciro Guerra, no es tarea nada fácil. ¿Por qué saber tantas cosas? Pues los juglares no son exclusividad del medioevo europeo, en Colombia los hay, e Ignacio Carrilo lo es, tan errante y popular como en las leyendas. Unos 100 actores actúan en el filme.

La aguja en el pajar fue encontrada: Marciano Martínez, compositor y músico, pero no actor profesional. El otro protagonista, Yul Núñez si es actor, bailarin, cantante, etc., en el filme tiene unos 18 años. Permítanme citar a un tercer personaje más. Es un persona no antropomorfo, sin forma humana, es el acordeón. A causa de él se produce un viaje importante. La ficción fílmica o literaria presta una «voluntad» a los objetos que actúan de personajes (acordeón que se toca solito ...).

El elemento musical es el telón de fondo, el vallenato está presente de principio a fin en la cinta. El elemento histórico está en los origenes del vallenato, en la autenticidad de su gestación, de sus orígenes y en la datación de 1968, año del primer festival vallenato en Valledupar. El elemento geográfico aparece en el recorrido por cinco departamentos del caribe colombiano: Cesar, Guajira, Bolívar, Magdalena y Atlántico. Hay mucha poesia tanto en el plano conceptual (el viaje al principio, el retorno al origen, etc.) como en la extraordinaria fotografía (Paulo Andrés Pérez). Finalmente el aspecto étnico, lo multicultural: se escuchan 4 lenguas aborígenes, de la cincuentena que se habla en Colombia; las tradiciones y mitos como el del acordeón del diablo, etc.

No les diré nada sobre la trama narrativa. Solamente una palabra clave: el viaje. Viajan los actores, los personajes —se ha hablado de un road movie en burro— y viajan los espectadores, viajamos todos. ‘Gute Reise! [Luis Vélez-Serrano] 







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Los viajes del viento de Ciro Guerra (Colombia)


— Nota de Luis Vélez-Serrano de la sesión del 24.09.10., en el Xenix de Zúrich —

Tanto en la proyección de la serie colombiana del Xenix en Zúrich el 24.09.10., como en la clausura del Festival «Pantalla Latina» de San Gallen el 21.11.10, el público colmó la sala. En el caso de Zúrich, a pesar de la llovizna y de la simultánea realización de otro festival de cine en las mismas fechas. En Zúrich, Lucía Torres Gomez, docente de la Universidad de Medellín y estudiosa de la cinematografía colombiana, introdujo brevemente el filme, señalando la calidad del trabajo de Ciro Guerra, un autor de 29 años y advirtiendo que se trataba de una película histórica y no de una película musical. En efecto, el filme no se deja reducir a su aspecto puramente musical, a pesar de que desde el principio hasta el fin es la música, historia y mito de la música vallenata, la constante de esta obra. Constante que sirve para que una Colombia profunda desfile geográfica y étnicamente en el viaje de los dos personajes que articulan la trama. 

La música está desde el empezar mismo, en las notas fúnebres de un entierro. Los juglares no son exclusividad del medioevo europeo. Aquí el «héroe» es un juglar vallenato, «enigmático» al decir de toda la crítica, que quiere devolver el acordeón a su anciano maestro, porque quiere no volver a tocar más. Acordeón, que se dice está «maldito»: habría pertenecido al mismísimo diablo [ver recuadro 2] y es imposible no tocar estando en su compañía, quien lo toca se convertirá en juglar. El enjuto juglar Ignacio Carrillo inicia así un viaje desde Magdalena en la costa caribeña hasta los extremos desérticos de la alta Guajira, cruzando poblaciones y poblados. 

En el viaje se el une un joven cuyo propósito es aprender los secretos de la música. El juglar se resiste a romper su soledad pero finalmente acepta a regañadientes la compañía del muchacho. Mientras Carrillo viaja huyendo de la música, de su pasado, el joven (Fermin) viaja porque quiere aprender los secretos de la música, ser juglar: Fermin quiere un maestro, para ser como él.



El juglar viaja montado en un burro [recuadro 1], mientras el joven va a pié, cual Quijote y Sancho con papeles invertidos (el muchacho es el idealista, quiere tocar por amor y no por dinero). Como dice Oswaldo Osorio, ambos viajan en la misma dirección geográfica, pero emocionalmente en direcciones opuestas y valga la paradoja, esto les une para que cada uno cumpla su destino. 


Un hombre con un acordeón sobre un burro
— Nathan Jaccard de «Semana» pregunta a Ciro Guerra en Cannes: «¿Cuándo germinó el proyecto?.
— Ciro: Hace 13 ó 14 años se me cruzó la imagen de un hombre con un acordeón que andaba sobre un burro. Esta es la película que siempre quise hacer. Además yo soy del Cesar, crecí rodeado de tradición oral, la figura del juglar errante, que lleva historias y canciones de pueblo en pueblo siempre me fascinó.

— Nathan: ¿Por qué ambientar la película en 1968?
— Ciro: Es un giro. Es una fecha importante para la humanidad y para el vallenato, pues es el final de la época de juglares y el comienzo de una nueva era donde el ritmo se vuelve masivo, de estrellas, de conciertos, de discos. Además en 1968 se fundó el departamento del Cesar.


Geografía e Historia

El viaje, como tenemos dicho, se inicia en el Cesar de la costa caribeña y pasa por los diferentes relieves de la geografía colombiana, en decir del propio realizador Ciro Guerra, en  las sabanas, la Serranía del Perijá, en la Sierra Nevada, en la Guajira, en la Cinéga del Magdalena, ... 

Son dos elementos comunes a toda la crítica de este filme que hemos podido observar: casi todos señalan, además de la diversdiad geográfica, la multiculturalidad, los sincretismos culturales y mitológicos. Colombia tiene una ciencuentena de lenguas vernaculares, de las cuales en el filme se escuchan además del castellano, el bantú de palenque, el wayú, el aruhaco («todos los actores son de la región», confiesa Ciro Guerra).


El viaje
Los comentarios de prensa, como Terra, han repetido que se trata de un «Road Movie en burro». Mientras los personajes viajan en burro, — ironizan los comentaristas —, el equipo de producción necesitaba hacerlo en lancha, ferry, avión, canoas y camionetas 4x4.

Cuando Ignacio y Fermin, finalmente llegan a la morada del maestro, éste ya hacía tiempo que había emprendido el viaje sin retorno. Pero la mujer sabía que un juglar vendría a devolver el acordeón, lo hace pasar y el cuerpo ya medio momificado del maestro conserva aún en el bolsillo de su saco un mensaje. Antes de morir había pedido que no lo enterrasen antes de la llegada de ese «alguien». Cuando el juglar lo lee, agarra el acordeón e interpreta una música con todo su sentimiento y es la única vez que se destoca para tocar. El joven Fermín presencia la escena embargado por una profunda e incontenible emoción. El juglar viaja una vez más, esta vez en el tiempo y el muchacho emprende el viaje de retorno ...


 
Esta es la historia de un viaje
“Esta es la historia de un viaje. Un viaje hacia el principio, hacia el espíritu, hacia nuestra alma. Hacia aquello que unió a nuestra raíz blanca, negra y nativa en algo único. Único como la música que de ahí surgió. Durante siglos nos hemos preguntado qué es lo que nos separa; ahora es tiempo de preguntar qué es lo que nos une. Eso que nos unirá a dos seres errantes, Ignacio y Fermín, vagabundos en busca de algo que necesitan, pero que desconocen. Que nos llevará junto a ellos a descubrir nuevos mundos, nuevas aventuras, nuevas almas. Todo contado con el esplendor de una tierra, nuestra tierra, aún desconocida por nosotros mismos, como telón de fondo. Y al final, el principio. Y otro viaje más.” Ciro Guerra [foto 1] en el «Crisol de Músicas».


El acordeón
Un tema que me interesa en las historias es el rol de los «personajes» sin forma humana. En este caso, el acordeón, que es mensajero, «se toca solito», reclama protagonismo en la trama, tiene esa «voluntad» narrativa que hace que no se le pueda agarrar por los cuernos o «cachos» en el filme. Pero estos personajes no antropomorfos serán objeto de otra notita dentro de algún tiempo ...  




El mito
El viaje es un elemento mitológico en el plano general, el «acordeón del diablo» es otro, empero a nivel regional. ¿Qué colombiano o colombiana no ha escuchado hablar de este mito? El propio Ciro Guerra en la entrevista mencionada anteriormente confiesa a un periodista de «Semana», que la historia de «Francisco El Hombre» le llamó la atención con su duelo musical con el diablo «Esa historia se repite en el tango, en el blues, en el folk, en la música balcánica. Son variaciones del mito de Orfeo, que se enfrenta a Hades. Es un mito universal adaptado a un concepto local».

Luis Vélez-Serrano para © PuntoLatino


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El acordeón del diablo
  




 
Un barco alemán repleto de acordeones con rumbo a Argentina naufraga en una remota playa del caribe. Los nativos, que hasta ese entonces solo habían contado con los tambores de los africanos y las flautas de los indígenas, aprenden por si mismos a tocar este instrumento. Uno de ellos, de nombre Francisco Rada, adquiere singular virtuosismo en este instrumento y alegra a su pueblo con su don. El Diablo, celoso de sus cualidades musicales, lo reta un día a un duelo de acordeones, en el cual es vencido. Por su valor, el músico es desde entonces rebautizado como Francisco el Hombre.

Esta bien pudiera ser una fábula extraída de alguna novela de Gabriel García Márquez, pero es la verdadera historia del nacimiento del vallenato en Colombia, según el documental germano-suizo "El acordeón del diablo" del director alemán Stefan Schwietert.

Francisco el Hombre en realidad existe, y en el año 2000 tenía 92 años y unas cualidades interpretativas y mentales intactas. Comenzó a tocar el acordeón a los 4 años y se le considera como uno de los fundadores del vallenato. Hizo su carrera tocando de pueblo en pueblo y de fiesta en fiesta por unos cuantos pesos. En la película oímos de su propia boca su historia, sus canciones, su vida personal, y vemos su habilidad musical y la casi total pobreza en la que vive. Oímos además interpretaciones de otros músicos famosos de Colombia que rinden homenaje a Francisco Rada, y vemos su forma de vida, su idiosincracia, sus problemas y sus anhelos. Hay escenas en verdad memorables, como un duelo de acordeones entre dos jóvenes intérpretes herederos de la tradición de Francisco, y otra, en la cual unos músicos de origen seguramente africano interpretan una maravillosa pieza en los tambores ...
[sonydovallenato]  [acordeon

 
 

 

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