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«Mario» desmitifica un aspecto del fútbol abordando la realidad
— Sobre el filme «Mario», proyectado en el Festival de cine suizo de Soleura (enero 2018), por Luis Vélez Serrano. Fotos: ©Frenetic.
«Mario» de Marcel Gisler (CH) rodado en instalaciones del fútbol suizo y alemán, entre ellos el estadio de fútbol Young Boys de Berna, trata de la existencia de la homosexualidad en el fútbol profesional. Un adolescente homo u hetero, se enamora del fútbol primero y luego vendrá su despertar erótico ... Si es gay tendrá que decidirse por alguna opción: o su libertad y su vida sentimental, o luchar por coronar su sueño profesional, o conciliar ambas opciones armario de por medio.
Enamorarse primero del fútbol
El amor al fútbol comienza en muchos muchachos, a muy temprana juventud, antes que cualquier despertar sentimental. Tu entras al equipo y no te interesa otra cosa que jugar cada vez mejor, eres uno más en la cancha, en el vestuario, en la ducha o en el comedor. Ese parece ser el caso de Mario, el éxito parecía sonreírle, festejado de cerca por su padre, un ex futbolista, hasta que un día llega un nuevo fichaje, Leon, con el que la interacción es tan buena que despierta los celos en los compañeros.
El entendimiento, la combinación en el juego es tan evidente que suscita una empatía, una amistad entre los dos peloteros. De esa amistad, la relación pasa a un enamoramiento cada vez más apasionado, entre ambos jóvenes con poquísima experiencia sexual. Es en realidad un primer amor, tardío, para ambos ...
Mario por su carrera, Leon por su libertad y el club por tabú
En el fútbol como en todos los campos de actividad humana, la competencia, apela en sus manifestaciones más mediocres a la envidia, al chantaje, al rumor, al acoso. El club desea mantener a talentos prometedores como Mario y Leon, pero ¿qué hacer contra un tabú? El club debe tomar medidas para proteger su prestigio de cara a los patrocinadores. La solución podría ser volver al armario, a una doble vida ...
Para Mario el objetivo prioritario es la carrera profesional, en cambio Leon pone su libertad delante de todo y es más estable emocionalmente. Así, los caminos se separan ... con un triste final.
Un gran futbolista puede ser homosexual pero ¿si su pareja juega en el mismo equipo? ...
El filme muestra ese aspecto de la realidad humana: un gran jugador, puede ser homosexual. Ninguna actividad humana está excluida de las opciones sexuales que tiene la vida. De otro lado, a un jugador heterosexual, es natural que no le guste ser objeto de deseo en los vestuarios, y por otro hombre, al menos que así lo sospeche. Mario y Leon en este filme como en muchísimos casos de la vida real, se aman entre ellos, pero eso no implica que con los otros no sean tan simples colegas como cualquier heterosexual. Empero, no todos entienden de la misma forma. Un gay es un colega más para muchos, pero algunos son homofóbicos y esa es también parte de la realidad ...
Así el drama se complica: ¿pueden dos jugadores ser pareja sentimental y jugar en el mismo equipo? En cualquier trabajo esto acarrea problemas, mucho más en un equipo de fútbol.
Hacia una mayor tolerancia impuesta por la realidad
Mario es un drama deportivo y quizás un guiño para una mayor apertura y tolerancia en el fútbol profesional. Tanto Hubacher (Mario) como Altaras (Leon) son capaces de retratar con credibilidad sus emociones. Sin embargo, son precisamente los pequeños gestos, las miradas tímidas y las incertidumbres iniciales de los dos que tocan. Y siempre capturado cuidadosamente por la cámara.
Mario es para el director Marcel Gisler la primera película desde el documental Electroboy (2014), por la que recibió el Premio de la Película Suiza.
