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El síndrome de Estocolmo


— nota de José Parra Moyano de © PuntoLatino —

20 de octubre de 2011. Los informativos relatan dos sucesos de gran relevancia. El primero es la muerte de Muamar el Gadafi, líder de la revolución libia e instaurador de un régimen totalitario en ese país, que se cobró las vidas de miles de opositores a su línea ideológica. El segundo es el anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de la banda terrorista ETA, organización política que enarbolando la bandera de la independencia vasca, instauró un régimen de terror en España que se cobró las vidas de cientos de opositores a su línea ideológica.

Habiendo expuesto estos dos hechos quiero, de manera muy breve, instar al lector a no olvidar que tanto Gadafi como ETA han perpetrado una cantidad ingente de asesinatos, secuestros, extorsiones y chantajes. El hecho de que Gadafi no se rindiera y haya sido eliminado por sus opositores de manera violenta no pone en duda que no había por parte del dictador ningún tipo de arrepentimiento y que él era el enemigo. Sin embargo, el hecho de que la banda terrorista ETA haya decidido anunciar el cese de su actividad armada de manera “voluntaria” (y escribo “voluntaria” entre comillas ya que esta banda se ve tan acorralada por el estado de derecho, que apenas es capaz de mantener la respiración), puede condicionar a la opinión pública y hacerles pensar que ahora la ETA “es menos mala” o es una institución con la que se pueda “negociar”. Pues bien, ni la ETA es menos mala, ni hay arrepentimiento por su parte, ni esta banda ha dejado de exaltar a sus miembros, ni se puede negociar con ella, pues para negociar se necesita respetar al agente que se tiene delante.

Por favor, no otorguemos a estos terroristas ningún tipo de perdón o absolución católica, porque ahora hayan decidido dejar de perpetrar asesinatos. No caigamos en el error de olvidar su pasado porque nos coarten con no venir a asesinarnos en el futuro. No suframos el Síndrome de Estocolmo. No permitamos que secuestren nuestra memoria.

JPM, Zúrich, 21 de octubre de 2011

Los artículos de opinión son de responsabilidad de los redactores firmantes y no comprometen la línea editorial de PL

[La paz no fue construida jamás por un pistolero con su ridícula capucha. Pablo Ordaz, periodista español]


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