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Hernán Rivera Letelier (Chile) gana el «Alfaguara» 2010
La novela ganadora del premio es El arte de la resurrección. El jurado considera que la obra mezcla la crónica histórica y social con elementos del realismo mágico. Su fuerza está en sus personajes; sobre todo, en el Cristo que recuerda a otros de Valle-Inclán, García Márquez o Vargas Llosa. Javier Rodriguez Marcos (El País) resume la novela: «Humor, surrealismo y tragedia en una geografía personal».En Alfaguara figuran de autoría de Rivera La contadora de películas (2009) y El Fantasista (2007). La Reina Isabel cantaba rancheras (1994) fue premiada por el Consejo Nacional del Libro. «Trabajé en el desierto más cabrón del mundo» titula la entrevista que dio a Daniel Verdú, refiriéndose al desierto de Atacama.
Postularon a esta edición 2010 de Alfaguara, más de 539 escritores con manuscritos inéditos. De ellos, 194 proceden de España, 102 de México, 100 de Argentina, 34 de Colombia, 25 de EEUU, 23 del Ecuador, 17 del Perú y 14 de Chile, entre otros países.
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Hernán Rivera Letelier (Chile) recibió el Alfaguara 2010
cpm su libro «El arte de la resurrección»
— El 18.05.10 el escritor chileno recibió el premio. PuntoLatino informó en marzo cuando el jurado del Alfaguara proclamó a Rivera Letelier como el agraciado. La novedad es que la editorial ha publicado la obra del autor chileno en libro impreso y también en formato digital.
Domingo Zárate Vega comenzó a advertir formas apocalípticas en las nubes y a acertar en la predicción de pequeños desastres. Tras la muerte de su madre, se hace ermitaño en el Valle de Elqui, donde descubre, a través de una visión, que él es nada menos que la reencarnación de Jesucristo.
Cuando en 1942 se entera de que en la oficina Providencia vive una prostituta que venera a la Virgen del Carmen y que además se llama Magalena, sale a buscarla con el propósito de que sea su discípula y amante, y juntos divulgar la inminente llegada del fin del mundo. El desierto chileno y las oficinas salitreras castigadas por el sol son los hostiles parajes donde el iluminado, más conocido como el Cristo del Elqui, causará revuelo entre los lugareños con sus prédicas santas.
Personajes grotescos y entrañables, sermones afiebrados e inverosímiles milagros son los elementos con que Hernán Rivera Letelier construye esta inolvidable crónica de una época y una geografía únicas en una prosa llena de humor y surrealismo. (Fuente: Alfaguara).
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